Con el Congreso de Viena (1815), se
confirma la fragmentación de Italia en distintos reinos y ducados, aunque el
ideal unificador se mantuvo encabezado por el Primer Ministro del Reino de
Cerdeña-Piamonte, Cavour, que se convirtió
en el motor de esta unificación.
Dentro
de la unificación italiana podemos diferenciar 4 fases que son:
1. La
Guerra de la Lombardía (1859-1860): el reino de Cerdeña-Piamonte iba a conseguir en 1858 el
apoyo de Francia para iniciar el proceso de unificación italiano, e inicia un
conflicto con Austria que tenía varias posesiones en Italia.
Las victorias piamontesas en las
batallas de Montebello, Solferino, y Magenta, y las de Garibaldi en Vareas y
San Fermo, permiten arrebatar a los austriacos la Lombardía.
Posteriormente, Francia y el Piamonte
firman el Tratado de Turín (1860) por el que Francia recibe Saboya y Niza, y le
Piamonte incorporaba los Ducados de Parma, Módena, Toscana y Lucca
2. La
Guerra de anexión del Reino de la Dos Sicilias (1860-1861):
en el sur de Italia
el revolucionario Garibaldi había organizado el ejercito de las “Mil Camisas Rojas”
que vence a los Borbones, lo cual permite la anexión de Nápoles y Sicilia.
En 1861 se proclama el Reino de Italia,
estableciéndose un Monarquía Parlamentaria dirigida por el rey Víctor Manuel II.
3. La
anexión del Veneto (1866):
con el estallido de la Guerra austro-prusiana, Italia apoya a Prusia y ataca a
Austria. Los italianos son derrotados en Lissa y Custozza, pero la victoria
prusiana permite a Italia anexionar el Veneto.
4. La
Conquista de Roma (1871):
la Guerra franco-prusiana permite a las tropas italianas penetrar en Roma y
conquistar la ciudad, que se iba a convertir en la capital de Italia y el
Vaticano en un ámbito de soberanía papal.
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